Es el hecho de que construimos lo que vamos a ser a través de todas las decisiones que tomamos que hace que las cosas como la visualización positiva o las meditaciones para establecer metas sean tan poderosas (has oído hablar del Secreto?). Cuando tienes una imagen clara de quién quieres ser en el futuro, eso es del potencial futuro yo en que te gustaría convertirte, tu atención y por lo tanto las pequeñas decisiones y acciones que llevas a cabo en el día a día, aunque parezcan de poca importancia, serán más probablemente encaminadas a a llevarte a ese resultado. Te vas a enfocar en las cosas que tienes que hacer para convertirte en el yo futuro que quieres ser.
El problema que muchos de nosotros tenemos es que queremos un futuro potencial para nosotros mismos y hacemos cosas que nos llevan a otras direcciones, hacia otros futuros potenciales yo’s y luego nos preguntamos porque lo que queríamos no sucedió. En el ejemplo anterior, si lo que quiero para mí misma es un cuerpo esbelto y hoy decido comerme el muffin, ese acto me lleva un pasito más cerca hacia la yo con un cuerpo redondo, no uno esbelto. Si decido comer la ensalada, estoy un paso más cerca al yo futuro que sí deseo.
En mi opinión, la diferencia básica entre las personas que logran sus metas y las que no, es ésta. Tener la meta no es suficiente, de hecho debes de dar los pasos necesarios para lograrla. Eso es lo que los “sistemas milagrosos” olvidan decir, venden más libros o pláticas diciendo que si visualizas con suficiente claridad y fuerza, se materializará mágicamente en tu vida. No lo hará. Lo que sí puede suceder si visualizas a tu futuro yo con suficiente fuerza y claridad es que reprogramarás tu cerebro para obtener esa meta, y tomarás los pasos necesarios para llegar a la meta sin esfuerzo. Así, ni siquiera pensarás que comerte el muffin es una opción, es posible que dejes de pensar en muffins, en quererlos, y por lo tanto dejarás de verlos y de tener antojo por ellos. Si estás realmente convencido de tu meta, encontrarás placer en el camino hacia ella, se te van a antojar las ensaladas, y es entonces cuando la magia realmente sucede.