En su poema Invictus Nelson Mandela habla de sus dificultades en prisión, pero tener una enfermedad crónica se parece mucho a una prisión, y creo que este poema le habla al guerrero dentro de nosotros. Encuentro especialmente la última línea increíblemente inspiradora:
INVICTUS
Fuera de la noche que me cubre,
Negro como el abismo de polo a polo,
Doy gracias a los dioses si existen
Por mi alma invicta.
En la garras de las circunstancias
No me he visto llorar ni pestañear.
Bajo los golpes del destino
Mi cabeza ensangrentada sigue erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
Yacen los horrores de la sombra,
Sin embargo, la amenaza de los años
Encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el camino,
Cuán cargada de castigo la sentencia.
Yo soy el amo de mi destino:
Soy el capitán de mi alma.