A veces me imagino que soy como un investigador, un espía tratando de delucidar los planes funestos de un enemigo oculto dentro de las mismas fibras de mi cuerpo. Por eso siempre estoy atenta a cualquier señal que mi cuerpo da acerca del lugar de ataque de este enemigo. A veces pienso en este juego como una película de James Bond, donde siempre están acechando los poderes malignos y él debe destruir sus planes antes de que acaben con el mundo como lo conocemos. En mi caso, con mi cuerpo, sus funciones y probablemente mi vida. A veces, tratando de mantener el sentido del humor, pienso en esta eterna persecución de los intereses malignos así, como un juego de espías en donde tengo que mantenerme siempre alerta, escuchando cualquier señal de que el enemigo está de nuevo tramando un ataque y yo tengo que detenerlo antes de que cause mayores daños. Es una forma de hacer de esta condición un juego y mantener el positivismo en la vida.