Como bien sabían los antiguos griegos, conocerte a tí mismo es la clave para todo el conociemiento y la sabiduría. En esta búsqueda por vivir y florecer con lupus, esto es muy cierto. Una vez que has aceptado que tienes esta condición (paso1), y te has aceptado a tí misma como eres, puedes pasar al siguiente paso. Conocernos a nosotros mismos es un arte difícil, pues nustros ojos fueron diseñados para ver hacia afuera, no hacia adentro. Por eso es a veces más fácil conocer a alguien más que a tí misma. Para lograr esto debes de empezar a ser reflectiva acerca de tus síntomas y las acciones que los preceden. La manera más sencilla que he encontrado de hacer esto es con una rutina:
Todos los días, por la noche antes de dormir, relájate profundamente y reconstruye tu día. ¿Qué hiciste? ¿Como te sentiste después? ¿Qué emociones experimentaste? ¿Cómo te sentiste después? ¿Que alimentos ingeriste? ¿Hubo algún cambio en tu bienestar? ¿Hay algo que hayas hecho este día que haya hecho alguna diferencia en tu estado? Trata de observar los patrones de comportamiento que te hacen sentir mejor y los que te hacen sentir peor. Una vez que identificas lo que hace una diferencia en tu vida hacia lo positivo y hacia lo negativo, empieza a hacer más de lo bueno y menos de lo malo.
Yo encuentro que el estrés, el cansancio físico, los cambios hormonales y la tristeza me empeoran. Reírme, hacer actividades que me gustan y relajarme concientemente cuando estoy estresada, me mejoran. No puedo deshacerme de los factores estresantes en mi vida, tengo un marido, hijos y problemas como todos los demás. Mi pensar acerca de esto es: “haz lo que puedas y deja lo demás”. Cuando hay algo importante, arréglalo rápido si puedes. Si ya no hay nada que puedas hacer, ¡trata de olvidarlo!
La clave con el lupus es comenzar a conocerte a tí misma, tus disparadores para esta condición, lo que la mejora y ajustar tu vida, en la medida que puedas, para incrementar lo postivo y decrecer lo negativo.