El primer paso para amigarte con el lupus es aceptarlo. Tu sistema inmune no es tu enemigo, está tratando de ayudarte, sólo que a veces se confunde entre lo que eres tú y lo que no eres tú. No sabemos porque algunos sistemas inmunes tienen esta falla, así que sólo tenemos que aceptar que la tienen. Podemos buscar las razones de por que sucede esto, y especialmente porque nos sucedió a nosotros, podemos sentirnos víctimas, que es injusto, podemos enojarnos con nuestro Destino, nuestra genética y hasta con Dios. Ninguno de estas maneras de pensar nos van a llevar a tener un sistema inmune normal, así que son inútiles. El único enfoque útil que he encontrado es simplemente aceptar que lo tengo, conocer a mi cuerpo íntimamente y trabajar con él, no contra él. La decisión es tuya, pero la manera de efrentar esta situación te va a hacer la vida más fácil o más difícil.
Mi aproximación al lupus es la aceptación, no puedo cambiar lo que tengo, pero puedo trabajar con ello. Mi sistema inmune va a atacar diferentes órganos y partes de mi cuerpo intermitentemente, cuando hago cosas que lo estresan. Tengo que estar alerta a estos ataques, el principio de las crisis, y tratar de cortarlos de raíz. Después tengo que reflexionar acerca de lo que hice que causó el ataque y dejar de hacerlo. Trabajar con mi cuerpo y su condición, no pensando en él como mi enemigo, sino como un sistema hipersensible que tiende a fallar cuando se estresa. No es una injusticia divina, no es un castigo por mis faltas, no es algo que yo me causé por enojo conmigo misma o por no expresar emociones. Simplemente así es, y es parte de mí, de quién soy, y por lo tanto tengo que aceptarlo y aceptarme, exactamente como soy.